Disminución o ausencia del deseo sexual
El deseo sexual es la capacidad de activar positivamente la excitación erótica e involucrarse en una actividad sexual. Abarca tanto el deseo de hacer el amor con su pareja como tener pensamientos eróticos espontáneos.
Una disminución en el deseo sexual nace de un problema personal y/o relacional. La disminución en el deseo sexual afecta a todos los parámetros de la sexualidad, autoerotismo, la imaginación erótica y cualquier intento de relación sexual.
El deseo sexual tiene varios componentes.
Existe el deseo sexual de fusión tipo emocional, el deseo sexual de reproducción, el deseo sexual de descarga (es decir, el orgasmo) y el deseo sexual coital (centrado en los genitales)
El deseo sexual depende de varios factores:
• La capacidad de llegar a ser sexualmente excitado por algo que es diferente del individuo
• La capacidad de llegar a ser excitado sexualmente por la distancia o diferencia entre el yo y los objetos de deseo;
• El atractivo sexual del objeto de deseo: ¿El otro se ajusta a los criterios que nos atraen sexualmente? , siendo criterios identificados por el sujeto.
• La capacidad de darse cuenta cuando se está sexualmente excitado.
Factores que pueden influir en el deseo sexual o desestabilizar uno de los factores antes mencionados:
•Problemas relacionales: dificultades en la pareja, una rutina que se instala en la relación, preliminares insuficientes responsable a posteriori de una falta de sincronización entre los deseos de la pareja.
• Problemas médicos: los desequilibrios hormonales (con la edad disminución de testosterona en hombres y en las mujeres, los cambios en las tasas de estrógenos con la menopausia o después del parto, también algunos medicamentos y/o enfermedades que debilitan el organismo e inhiben el deseo…
• Problemas personales: baja autoestima, anhedodia, estrés, ansiedad, problemas profesionales, la fatiga…
Síntomas:
La idea de tener relaciones sexuales no vienen a la mente, no hay deseo sexual. Se produce un distanciamiento de las relaciones sexuales con la pareja. El individuo secundariamente, tiene poca necesidad de tener relaciones sexuales.
Prevención y tratamiento
La buena salud sexual puede limitar los trastornos del deseo sexual. Esto requiere medios, eróticos, estimulantes, variados y divertidos para conseguir la excitación sexual (erección, la lubricación vaginal…) y ser capaz de identificar los diferentes grados de excitación sexual, permitiendo los procesos orgásmicos gratificantes y ricos en emociones. Además, es necesario liberar la sexualidad de falsas creencias y tabúes en diferentes niveles, familiares, sociales y religiosos
La sexualidad debe estar lo suficientemente presente en la vida de la pareja. Tenemos que considerar a la pareja, en una interacción “intersubjetiva múltiple”( entre las dos personas y en muchos niveles) , no sólo como un compañero de vida, sino como pareja sexual, objeto de amor y/o amigo “objeto de deseo”. Esto significa simplemente dar tiempo e importancia a la “sexualidad de pareja”.
La disminución del deseo inicialmente afecta la persona. La pareja, sin embargo, debe ser parte del tratamiento, ya que hacia ella, debería el paciente recuperar el deseo y además la pareja puede participar en crear el deseo en el otro.
El apoyo dependerá del tipo de paciente y su grado de sintomatología:
• mejorar la sexualidad, y por lo tanto, la emoción, la excitación, el placer y la satisfacción sexual.
• aprender a identificar los pacientes, sus niveles de deseo y de excitación sexual (erección, la lubricación…);
• corregir sus falsas creencias;
• aprender a hacerse deseables y eróticos y disfrutar de la distancia y el acercamientos física y psicológica que los diferencian
• aprender a vivir como seres sexuales y valorizar su masculinidad o feminidad.
Aprender a escuchar y sentir, con sus cinco sentidos, al otro y a él mismo como seres sexuales, incluido el «descubrir o redescubrir» punto por punto, vulva, pene, los pechos, las nalgas, para integrar con precisión la “naturaleza sexual “de ambos integrantes de la pareja.